Autor, Literatura, Wagenstein

Adiós, Shanghai. Angel Wagenstein.

En el Shanghai de finales de los años treinta, se refugiaban muchos judíos que habían huido del régimen nazi. Este es el contexto histórico y geográfico en el que nos sitúa Wagenstein.

 

 

Adiós Shanghai, Angel Wagenstein.
Adiós Shanghai, Angel Wagenstein.

Es aquí donde coinciden los europeos protagonistas de la novela: un violinista, una actriz, un rabino… cada uno tiene su propio pasado, su historia y su forma de sobrevivir en el complicado mundo que les tocó.

 

El autor consigue relacionarlos a todos, hilvanando una historia con otra mientras las va intercalando, lo cual da dinamismo a la novela y consigue que el lector quiera saber más. No es de extrañar que la prosa de Wagenstein sea interesante y dinámica, puesto que el autor ejerció durante un tiempo como guionista de cine, pero lo que sí que me ha sorprendido es la pluralidad de personajes, de procedencias y de vidas que despliega en esta novela, ya que quizá, tras leer El pentateuco de Isaac, di por hecho que su especialidad era centrarse en un sólo personaje. Di por hecho que el autor encararía la trama de una forma similar. Y aunque sí, es cierto que el autor trama el tema de los judíos en la Segunda Guerra Mundial, no tiene nada que ver con la otra novela que leí de él.

 

Su relato es desgarrador, duro, cruel, pero al mismo tiempo real, y el autor va informando al lector sobre muchos hechos que se pasaron por alto a la hora de contar la historia oficial de la Segunda Guerra Mundial o que simplemente el lector ignora.

 

Como ejemplo ilustrativo, el caso del buque Saint Louis, que partió con una tripulación compuesta por judíos que buscaban alejarse de la Europa nazi. En concreto, cuando llegó a Estados Unidos ocurrió lo siguiente:

 

Allí el presidente Roosevelt, a quien los fugitivos habían dirigido un radiograma desesperado, permaneció largo tiempo sordo a sus súplicas, maniatado por los “lobbies” del Senado. En su decisión, por cierto, desempeñó un papel nada despreciable el mensaje de varias organizaciones judías norteamericanas que llamaron la atención al presidente sobre la injusticia que se cometería si se autorizaba la aparición de competidores en actividades tradicionales de su comunidad, sobre todo después del profundo trauma que la economía norteamericana había sufrido durante la Gran Depresión, aún recordada por todos. Estas organizaciones advirtieron también sobre el peligro de la propagación del comunismo en los Estados Unidos a través de los judíos alemanes, muchos de los cuales eran de izquierdas. Mister Goldsmith, propietario de una pequeña fábrica de confección de Detroit, no tenía nada en contra de su congénere Herr Goldschmidt, fabricante de confección de Colonia, incluso estaría dispuesto a firmar una petición en defensa de los judíos alemanes. Pero él no quería verlos como competidores de su pequeño negocio de Norteamérica, por cuya prosperidad habían sudado la gota gorda tres generaciones de Goldsmith.

 

Hay mucha historia que no nos han contado, que no interesa saber o que se ha sepultado con el efectivo método de demonizar a una de las dos partes. Wagenstein lo sabe, y consigue contarnos la dura realidad mezcla con una ficción desgarradora, que deja al lector con la boca abierta.

 

Una vez más Libros del Asteroide nos trae una pequeña joya que no os podéis perder.

 

FICHA:

 

Te gustará si te gustó
Pros
  • Los personajes, la forma en la que se relacionan.
  • El estilo del autor.
Contras
  • La resignación, la tristeza que irradia la novela.

 

Namaste.