Tras leer La caza del carnero salvaje y After dark, me encontré en una situación en la que Murakami se veía en la cuerda floja: el primer libro que leí me gustó, el segundo me decepcionó.
Cuando Pedro incluyó este libro entre uno de los que me prestaba, pensé que este libro sería el definitivo, que decidiría mi opinión sobre el nipón, y más teniendo en cuenta que los profesionales del autor aclaman a esta novela como una de las mejores (me refiero a Karo, sobra decirlo. Para ver su monográfico sobre Murakami, pinchad aquí).
La trama de la novela es la historia del recuerdo por parte de Watanabe: donde reflexiona sobre su pasado y su juventud, donde recuerda a las personas con las que se encontró: Naoko, Kizuki, Midori…

Una historia de personajes con emociones a flor de piel, donde la melancolía, la soledad y la tristeza son compañeros de viaje pero donde también hay un amplio lugar para el amor y la amistad. Tan sólo con cuatro personajes, Murakami crea una red de relaciones que son la base la historia.
Así, Murakami crea una novela de personajes, más que de acción, de silencios y miradas más que de conversaciones y gestos, de una sensibilidad fuerte que atrapa al lector desde el principio, que se une al destino de los personajes de una historia delicada y distinta, fuerte pero sensible, y ante todo compleja. Es el recuerdo de un momento pasado que se considera el mejor, donde se unieron unas personas muy especiales.
Y el estilo que despliega Murakami tiene una sensibilidad enorme, con frases a medias y silencios que sugieren muchas cosas, de silencios y miradas, donde los sentimientos están a flor de piel, donde se dice menos de lo que pasa, que se contrapone con las novelas en las que nos cuentan todo y cada uno de lo que piensan y hacen los personajes. Os dejo un fragmento para que lo podáis apreciar:
- Estoy segura de que eres de esas personas que se lo piensan todo muy bien.
- No sé. Tal vez. Quizá por eso no le gusto demasiado a la gente.
- Eso te pasa porque da la impresión de que no te importa no gustar a los demás. Y hay gente que no lo soporta -musitó ella con la mejilla apoyada en la palma de la mano-.
Con esta novela he conseguido reconciliarme con Murakami. Un autor distinto, con algo diferente que aunque no lo despliega en todas sus novelas, merece la pena conocer.
Totalmente recomendable.
¡Gracias Pedro!
FICHA:
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Namaste.