Tras leer La vida instrucciones de uso, tenía claro que debía regresar a Perec para conocer más de su obra.
Y aunque con dudas, más bien animada por lo original de la composición de este libro, ha sido El secuestro (Anagrama, 2020) la novela con la que he vuelto a él.
El título nos adelanta la trama: hay una ausencia derivada de la autoexigencia del autor, ya sabéis, cosas de pertenecer al grupo Oulipo: ¿por qué no prescindir de la vocal más utilizada? Perec lo hace en francés con la e, de ahí que en francés el título fuera La disparition, pero en español se optó por adaptar la traducción y hacerlo con nuestra vocal más común: la a.
El resultado es muy, muy peculiar. Porque a pesar de la complejidad formal Perec consigue sacar ese punto humorístico que le caracteriza:
Murió el primo por un chorizo, el sobrino por un bollo, el vecino por un corrusco, un tipo por un mendrugo.
Página 18
Y también esa visión inteligente de lo que le rodea, ese tipo de descripciones de la realidad que es capaz de plasmar con muy pocas palabras:
Por poco lo consigue, pero lo perdió todo, menos el tormento de un deseo no cumplido y el disgusto de un conocimiento escurridizo.
Página 26
Lo peculiar de esta historia es a la vez lo bueno u lo malo. Si analizamos la trama, ninguna pega, mantiene todos los elementos propios de un misterio planteado desde la primera página. El problema es que la lectura se hace extraña. Hay algo desafinado, a destiempo, incómodo, que complica el asunto para el lector.
Y es que no es natural, ni fluido, no surge de forma normal, porque debido a la restricción formal no puede hacerlo. Y eso es a la vez lo mejor y lo peor de este libro.
Los días se transforman en soles, las semanas en meses, la aurora en el rosicler. Todo para continuar con la ausencia de la vocal.
El cristo que se montó fue gordísimo. El muerto circuló de institución en institución.
Página 91
Por ende, todo es forzado, y como tal, tras leer varias páginas uno se siente cansado, con el cerebro reseteado, como si la complejidad para leer la historia se hubiera multiplicado por cinco. No me quiero ni imaginar el proceso de escritura.
Así, el resultado es meritorio, por el continuo trabajo de búsqueda de sinónimos y opciones tanto para el autor como para los traductores, por lo que sugiere y por todo el trabajo que lleva detrás.
Evidentemente, la restricción formal le hace tener que recurrir a otras originales opciones para dar a entender de lo que habla, como en este fragmento con menciones literarias:
Tom M., quien se encontró con Estelle, dijo «Si mi novelón sobre los dolores de los tuberculosos no estuviese escrito en el momento que nos conocimos Estelle y yo, Hens Costorp no hubiese coincidido con Clodette C. en su clínico de reposo.
Página 185
Decían otros lectores que esta historia está bien como experimento, pero que no funciona como novela al uso. Quizá porque no se trata de una novela al uso, claro.
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1 comentario en “El secuestro, Georges Perec”