Autor, Literatura, Sánchez

El cielo ha vuelto, Clara Sánchez


Podría comenzar esta reseña escribiendo lo que tengo anotado en mi cuaderno:

Buah. Psé. Bueno. En fin… Esto… Psé.

Bueno, aquí estamos. Reseñando el Premio Planeta 2013, uno de esos libros que uno lee por… ¿casualidades? Voy a ser sincera. Es uno de esos libros que en condiciones normales no leería. Pero siempre hay excepciones. Esta es una.

el-cielo-ha-vueltoAl lío.

La trama se centra en una modelo que tiene una vida perfecta, pero que, un buen día coincide con una señora en un avión que le pone en el aviso de que le va a cambiar la suerte. Desde ese momento su realidad va cambiando: le ocurren varios accidentes que afectan a su salud, en el trabajo se ve desbancada por una modelo más joven. Y luego está su marido que, qué queréis que os diga, es para echarle de comer aparte. A este y a los parásitos de su familia.

Hasta aquí.

Porque si nos paramos a analizar un poco más allá nos encontramos con que todos los personajes son insufribles, por mucho que la autora trate de comparar a su Patricia con Anna Karenina. Claro que sí. Con un par. Una historia sin vuelta de hoja, basada en alguna situación real (moc, mala señal. Si un escritor tiene que recurrir a sus experiencias corre el riesgo de que le ocurra como a Nothomb) en la que todo es meridiano, claro como el agua.

Claro como el agua por su estilo, porque se ve que es literatura de producción industrial. Esto es, que sabemos que es Clara Sánchez por su portada, pero que podría ser Lucía Etxeberria, o Isabel Allende o cualquier otro autor. Hay algo tan mecánico en su estilo que podría ser una máquina que produjera libros iguales, sin chispa ni alma.

Una novela que por ni tener bonita no tiene ni la portada, que podría ser azul como el propio cielo que menciona y se quedaron en un rojo, como la sangre de las venas del lector que se las mira preguntándose ¿Por qué? ¿Por qué estoy leyendo yo esto? ¿Por qué se publican este tipo de libros y además se les da reconocimientos y 100.000 600.000 euros?

No todo es malo en esta novela. Se lee rápido, mucho. Es simple y sencillota, sin vuelta de hoja. Las letras son enormes, como camiones en un papel, así que las páginas pasan rápido. Y es cierto que hay temas que se tocan que no están mal del todo, como el miedo al cambio o la dependencia de otras personas, como el frágil equilibrio de algunas vidas. Pero no se le saca partido.

Hay una comparación que siempre utilizo para con los libros. Y es la comparación con la comida. Hay libros que son fabada: riquísimos, sabrosos, pero de complicada digestión. Para leer un capítulo, para asimilar los ingredientes. Se come un plato y no una olla.

Hay otros libros que son ensalada: frescos, animados, interesantes, pero muy veraniegos, puedes leerlos del tirón, dejan un sabor alegre en el paladar. Se puede repetir, siempre animan una comida.

A mí me gustan los chuletones: la carne que está bien hecha, el característico sabor de un autor determinado, ver cómo está en el punto exacto. También me gusta el pescado, rico y sabroso, con alguna espina pero siempre recomendable.

Luego hay otro tipo de literatura: best-sellers o comida rápida, novelas que recuerdan a otras novelas, que podrían parecer comida del día anterior, comida congelada, que alimenta pero con poco sabor, con mucho conservante y otros potingues. Comida que no sabe a comida.

En este universo El cielo ha vuelto son patatas fritas. Esto es, una novela que empiezas y que te terminas de golpe, pero porque son patatas fritas. El tipo de snack que uno come en la playa o esperando el autobús, mientras se hace otra cosa. Sabemos qué marca de patatas nos gustan más, pero eso no significa que vayamos a un restaurante a pedir una bolsa de patatas fritas.

Es lo que es y a mí las patatas fritas me gustan comerlas mientras veo la tele. A excepción de las Pringles, que me ayudan a terminar reseñas como ésta.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • Se lee rápido. Si queréis desconectar no parece una mala opción…

  • A mi madre le ha gustado.

Contras

  • Literatura de patatas fritas. Ni chicha ni limoná.

Namaste.

13 comentarios en “El cielo ha vuelto, Clara Sánchez”

  1. Ya sabes el poco prestigio que tiene el Premio Planeta, de hecho creo que ha habido cosas (mucho) peores. Que ya es triste.

    Yo solo me he leído uno (El busca del unicornio) y no creo que repita excepto por el de Mendoza. Ya.

    ¡Qué bueno lo de las venas del lector!

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  2. Tu reseña me demuestra que mi desinteres/ mala opinión sobre los finalistas y ganadroes del premio Planeta no es un simple prejuicio (confesado publicamente) . Me ha encantado lo de la literatura .-fabada. Nunca se me había ocurrido usar ese simil y mira que más de una vez he recurrido a los símiles gastronómicos. Ultimamente viene mucho a mi mente la literatura-yogurt (como este, tiene fecha de caducidad). 🙂

    No pienso leer el libro pero me lo he pasado genial con tu reseña 😀

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  3. Está claro que este libro no es para mí (de hecho, es verdad que se hace raro verlo por aquí), aunque conste que puedo ser bastante de fabada (porque sí, la digestión es complicadilla, pero es de cocción lenta y reposada, y con sidra tanto la cocción como la digestión se llevan muy, pero que muy, bien).

    Iba a decir que renuncio a las patatas frías, pero córcholis, a estas hora se me hace difícil, así que me dejo de comparaciones: prescindo de Clara y todo el premio Planeta (así, en general).

    Gracias y un saludo!

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  4. Loque: es mi primer Planeta (no diré que también el último porque nunca se sabe). Pero fíjate que pensé que por lo menos el autor podría decidir algo sobre el tipo de portada… y qué menos que si menciona al cielo en el título sea azul.

    Lammermour: fíjate que para mí los yogures son ese tipo de libro que calman el estómago cuando uno tiene indigestión, o que entran bien en cualquier momento.

    Me alegra que te haya gustado la reseña. No mentiré si digo que me he divertido mucho escribiéndola. 😀

    Bea: la verdad es que yo tampoco, pero ni buena ni mala, simplemente leí el libro. Está claro que están hecho con la voluntad de captar al tipo de lector que no quiere complicarse la vida leyendo un libro sesudo.

    Ana: las patatas fritas tienen su punto. Ahora, no se puede mantener una dieta comiendo todos los días lo mismo, sea lo que sea.

    Fíjate que ahora mismo estoy con un par de fabadas literarias. Poco a poco me comeré la olla entera. 🙂

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    1. Fíjate que sí que me quedo con ganas de leer «Lo que esconde tu nombre», porque la sinopsis me llama. Pero no sé qué haré al final porque tengo mucho por casa y debería ponerme con lo que ya tengo. Aparte que la autora no me ha convencido, vaya.

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  5. No me sorprende la calidad del libro reseñado; no hay peor premio alfaguara que Últimas noticias del paraíso. Esto del planeta no es nuevo, recuerdo la pésima crítica del premio a Álvaro Pombo. Es una pena que los premios literarios estén tan desacreditados; era una de las formas que tenían los escritores «difíciles» de darse a conocer.

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