Autor, Literatura, Schrobsdorff

Tú no eres como otras madres, Angelika Schrobsdorff

Aunque no lo he previsto ni organizado, en las últimas semanas he leído muchas autoras. Una de ellas ha sido Angelika Schrobsdorff, autora de Tú no eres como otras madres, una historia que acaparó la atención de lectores y crítica el año pasado. Mi ritmo lector no me da como para adelantar lecturas así que esta tuvo que esperar hasta ahora.

Tú-no-eres-como-las-otras-madresPor si no conocéis este libro o si no tenéis referencias, os diré que se trata de una historia basada en la vida de la madre de la protagonista. Esto es, tiene un contenido en teoría real, con anécdotas y situaciones que han vivido ambas. La madre de Angela es criada en una familia judía marcada por la muerte de su hermano. Adelantada a su tiempo, Else trata de huir del ambiente opresivo de su hogar casándose con un artista gentil, para abandonarse después al mundo de las fiestas y el desenfreno. Posteriormente, acabará teniendo tres hijos de tres hombres diferentes, tanto en su carácter, como en su procedencia y forma de vivir.

Así, recorremos la vida de esta peculiar madre en un momento agitado y convulso en Europa. La fractura de la sociedad alemana tras la llegada de Hitler al poder y la consiguiente guerra hará que la joven se mude hasta Bulgaria, donde vivirá con sus dos hijas pequeñas durante una temporada.

Al principio estaba aturdida, incapaz de concebir un pensamiento claro, de llegar a un sentimiento unívoco. Parecía un pájaro que, habiendo escapado por los pelos de las fauces del gato, se queda inmóvil y paralizado por el sobresalto en vez de servirse de sus alas. Sentía el dolor como un sordo rumor y sabía que en el instante en que despertara del pasmo la agitaría la furia de los tormentos. Deseaba no despertar ya nunca, no tener que pensar nunca en lo que su marido y sus amigas le habían hecho, no verse enfrentada nunca a las consecuencias que de ahí se derivaban.

Páginas 85-86

Cuando un libro es tan aclamado como éste, cuando se han escuchado tantas críticas y comentarios positivos, es inevitable esperar algo más que cuando uno no tiene referencias. En mi caso, la expectativa era muy alta, se trataba poco menos que el libro del año 2015. Lo habéis imaginado: a partir de aquí vienen las pegas. A veces dudo si soy demasiado pejiguera, si saco punta a todo o si soy más exigente. Dicho lo cual, no me han acabado de convencer determinadas cosas. La primera, el cambio de narrador de primera a tercera persona, que genera párrafos y situaciones extrañas, como en el siguiente fragmento:

– Pero a ti también te quiero -dije, un poco turbada porque nunca se lo había dicho y porque me pareció zalamero.

– Eso espero, hija -dijo él-, sí, eso espero… -y, tras un rato-: Espero que me sigas queriendo venga lo que venga.

Se trasladaron a un sórdido piso de planta baja de la ulitsa Musala, una calle diminuta con cuatro casas avejentadas.

Bettina lo inspeccionó con la mirada y se encogió de hombros. Angelika frunció el ceño y preguntó cuánto tiempo tendrían que vivir en aquel sitio.

Página 363

No sé qué se le ha podido pasar por la cabeza a la autora para considerar que una era buena idea utilizar la tercera persona en una historia autobiográfica. No lo entiendo. Si a alguien se le ocurre algún argumento que me lo explique.

Los flashback o las referencias hay que hacerlas y hacerlas bien. Esto es, si comienzo con «eso lo aprendí después cuando estuve viviendo en XXX», no me puedo pasar todo el rato mencionándolo. Cansa y no aporta nada. Entre otras cosas, genera una reiteración con el efecto de conseguir que el lector se encuentre atascado. La sensación se acrecienta si tenemos en cuenta de que se trata de un libro de más de 500 páginas. Al menos yo he tenido la sensación de no avanzar en determinadas partes.

Un punto negativo bastante importante, al menos para mí, es el excesivo celo en un estilo demasiado barroco, demasiado trabajado, con abundancia de adjetivos y ornamentación. Juzgad por vosotros mismos:

Sería más fácil para mí y más eficaz para la historia si pudiera afirmar que Else presintió la catástrofe y se dejó caer a la vida antes de que ésta la dejara caer a ella; que en cierto modo vivió su canto de cisne. Pero no fue así, o en cualquier caso no al principio, en el año 1932; tal vez sí más tarde, cuando pese a sus desesperados intentos de mantenerse en su ceguera y de engañarse hasta la inconsciencia tuvo esporádicos momentos de clarividencia ineludible que, como dolores fantasma, seguían prolongando su efecto durante las dilatadas fases de obnubilación.

Página 207

Sé que soy la excepción dentro de comentarios muy elogiosos entre los que se incluyen la definición de obra maestra (Andrés Trapiello, en este artículo) o que destacan el ambiente que recrea la autora (Devoradora de Libros, aquí). En mi caso, no es para tanto. Sí, considero que es una historia que está bien, que narra una vida atípica e interesante en un momento muy complicado de la historia europea, pero teniendo en cuenta el bombo y platillo que se le dio, esperaba un libro mucho más redondo. Sin embargo, me he encontrado una historia que como entretenimiento está bien, pero a la que, desde mi punto de vista, no se le puede exigir más. Tú no eres como otras madres es el típico libro que rescataría de entre los libros top ventas, pero que jamás incluiría como indispensable.

En este caso, como en otras ocasiones, las altas expectativas lo traicionan. Y qué queréis que os diga, para conocer de verdad la historia y el día a día de la Europa del Siglo XX, ya tengo a Lanny Budd.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • La historia fascinante de la madre de Schrobsdorff.
Contras
  • El cambio entre narrador en primera y tercera persona.
  • Excesiva demostración estilística.
  • Las altas expectativas arruinan un libro entretenido.

Namaste.