Literatura, Nothomb

Estupor y temblores, Amélie Nothomb

La primera vez que oí hablar de esta autora, fue en el blog de Isi.

Posteriormente, en la lista que R. publicó con los libros que se ha leído este 2009, figuraba este título con el adjetivo “desopilante”. Más tarde, lo oí mencionar en una de las clases a las que asisto (y de las que de vez en cuando presto atención).

Portada del libroDe esta forma, y porque el destino me impelió a hacerlo, lo tomé prestado de la biblioteca.

Nothomb nos explica cómo fue su periplo trabajando en la empresa japonesa Yumimoto. Aunque inicialmente la contrataron por su conocimiento del idioma, pronto se dio cuenta de que no lo iba a necesitar demasiado. Realizó todo tipo de tareas: camarera de bebidas calientes, después como contable (tratando de cuadrar números totalmente imposibles) y por fin, tras una discusión con su jefa, terminó limpiando los retretes.

El elenco de jefes que tiene Amélie son para echar de comer aparte. Además de que en aquella estructura organizativa se ve como “normal” aceptar cualquier tipo de normas sea la que sea (fotocopiar 15 veces una por una el reglamento del club de golf del jefe, unas 1500 páginas), también se ve como “raro” que alguien se queje. Se espera que el trabajador siga al pie de la letra todas las órdenes por el mero hecho de tratarse de un superior.

Lo que no sé es cómo esta mujer consiguió estar el año entero que le duraba el contrato. Si hubiera sido yo, enseguida me habría apuntado el número de matrícula del jefe y le habría rayado unas cuantas palabrotas en el capó.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • El diario de un hombre decepcionado, W.N.P. Barbellion.
Pros
  • Los capítulos son cortos e invitan a seguir leyendo.
  • Es corto y ameno.
Contras
  • La mala leche que se te queda con la reacción de los nipones.

Esto es todo por hoy.

Por cierto, me han comentado algunas personas que hay problemas a la hora de votar, porque parece ser que a algunos no nos deja votar una vez al día, desde Libros y Literatura han comentado que es un problema en el sistema. En cualquier caso, podéis seguir votando para el concurso (o al menos intentarlo…)

Gracias por vuestros votos y comentarios…

Namaste and good luck.

Actualidad, Económica

El caso de Japón

Como os prometí hablar de economía, cumplo con mi promesa.

Mapa de JapónJapón, la tercera economía del mundo, ha sido objeto de estudio en muchos campos, y la economía es uno de ellos.

Sólo con mencionar la revolución Meiji ya convendréis conmigo en que no se trata de un país cualquiera, porque pasar en pocas décadas de un Estado feudal a una de las economías más importantes del mundo es, cuanto menos, peculiar.

Actualmente, Japón es un país puntero en mercados como el del automóvil, electrónica, transporte…

El motivo es claro: mientras que otras empresas se obcecan en “hacer lo que siempre han hecho” (y si no, que se lo digan a GM), las organizaciones japonesas lo hacen al contrario. Se preguntan qué quieren los consumidores y lo consiguen. Por eso, si os fijáis, los coches japoneses son pequeños, manejables y de ciudad, como es la mayoría de las personas. Por contra, los coches estadounidenses son grandes, consumen más gasolina pero eso sí, son perfectos para desplazarse por el rancho de Texas. Si además miramos el precio ya ni os cuento…

La forma de llegar a esto es clara: la investigación, el desarrollo y la innovación. Si a esto le unimos una estructura organizativa que lo fomenta (“toyotismo”), unos trabajadores motivados y adoctrinados por la empresa… llegamos a una conclusión clara: ¿cómo nos van a llevarse la cuota de mercado?

Sin embargo, y como no todo el monte es orégano, Japón también ha tenido (y tiene) problemas. Centrándonos en los económicos, destacaré los siguientes:

1. Endeudamiento del país.

¿Cómo un país como Japón tiene un endeudamiento del 200%?

Aunque no se diga (y menos en estos días), crisis ha habido muchas, muy variadas y con distintos orígenes. Japón pasó una muy parecida al crack del 29 de Estados Unidos. Sin embargo, el Estado Japonés no dejó que la Bolsa cayera y para ello, invirtió millones de yenes en frenar la caída. Desde entonces, Japón arrastra altos niveles de endeudamiento derivado de aquél hecho. Siempre es mejor endeudarse que dejar que el país se hunda, ¿no creéis?

2. El fenómeno de la deflación.

¿Qué es la deflación?

Es lo contrario de la inflación. Es decir, la inflación supone que los precios aumentan. Para que lo veáis claro, os lo explico con un ejemplo. Hoy la barra de pan vale un euro. Con inflación mañana costará 1,20 € (aunque si fuera un abono de 10 del metro de Madrid pasaría de 7,40 a 9 euros, cómo se nota que la Espe no va en metro…), sin embargo, con la deflación mañana costaría 0,80 €.

¿Por qué es mala la deflación?

Porque disminuye el consumo, y eso hace que se pare la economía. Extrapolemos el ejemplo anterior a todas los productos: me quiero comprar un coche: hoy vale 10.000 euros, pero mañana sé que costará menos… así que lo más racional es esperarse el mayor tiempo posible. Y si todo el mundo se comporta racionalmente, la economía se para.

Además, la deflación es más difícil de frenar, ya que crea un círculo vicioso del que es difícil salir.

3. La peculiar forma de hacer huelga

¿Por qué las huelgas en Japón se basan en la sobreproducción?

Aunque nos pueda parecer incongruente, para los trabajadores es una gran forma de presión. Esto se debe a que en Japón, al tener un territorio pequeño, la existencias han de estar siempre medidas, ya que tratan de reducir sus costes de almacenaje. Para la empresa el hecho de que los trabajadores produzcan el doble significa más mercancías para almacenar, más coste derivado de ello y además, un incremento de los costes de control de calidad.

Por supuesto, si extrapolamos este tipo de huelgas a Europa o a Estados Unidos, la patronal no haría más que dar palmas con las orejas.

Esto es todo por hoy. Gracias por los comentarios, sugerencias y recomendaciones.

Namaste.