Cuando el año pasado comencé a leer la Trilogía de Auschwitz con Si esto es un hombre mi intención fue leer continuar las otras dos partes a una por año, así que lo anoté en mi lista de 2024 para no perderlo de vista y lo he leído este mes.
La tregua narra lo que sucede tras la liberación del campo de concentración hasta su regreso a Italia.
Lo que en una situación normal habría sido un viaje de unos días o una semana se alarga varios meses mientras los supervivientes son llevados al norte en tren, de campo en campo, alimentándose en lugares organizados por rusos o americanos, buscándose la vida, mientras esperaban un modo de llegar al sur.
Su viaje le llevará hasta la actual Bielorrusia, para acabar bajando de nuevo a Polonia y a Austria, por tren, andando o en carreta, según la zona y el estado del terreno tras la guerra. Así, Levi y sus compañeros se reencuentran, conversan, se alegran de haber sobrevivido aunque en la práctica siguen en modo alerta.
La tregua funciona como engranaje entre el pasado y el futuro, esto es, tenemos a un Primo Levi enfermo y hambriento tras salir del Lager que tiene como objetivo volver a casa. Una casa, por otro lado, lejana y quimérica con la que soñar mientras sigue pasado frío, hambre y traslados, tratando de conseguir un modo de dirigir sus pasos al sur.
Si esto es un hombre es un testimonio clave de los campos de concentración. De Los hundidos y los salvados dicen que es una historia muy destacada del análisis posterior. La tregua se queda en el medio, no es indispensable su lectura, pero como añadido a la trilogía cierra el círculo del testimonio del italiano.
Namaste.

