Autor, Literatura

Oblómov, Iván A. Goncharov

Decía por redes que parece que hay una satisfacción doble al leer al los escritores rusos en invierno. Tenía en mi radar este título pendiente desde hace mucho y acabé decidiendo que diciembre era buen momento.

Al ser mi primer libro del autor, no sabía qué me iba a encontrar, la verdad. Ni el tono ni la temática.

Ahora lo sé: el oblomovismo.

Oblómov (Alba, 1999) es nuestro héroe, quien le da nombre a la obra: un personaje tranquilo y pensador que ha decidido que como mejor se está es en casa. No me digáis que es mal plan.

Había perdido el hábito de moverse, de vivir, de ver gente, de hacer algo.

Página 83

Oblómov es la personificación del no hacer nada, del buscar excusas, del conformismo. A pesar de que tiene una finca heredada de la que se tendría que encargar, y que en teoría tiene planes para su modernización y gestión, piensa que mejor mañana. Él mismo nos lo deja claro desde el principio:

Los cambios, aunque sean beneficiosos, introducen alternaciones, exigen cuidados, ocasionan preocupaciones, inquietudes, no lo dejan a uno tranquilo, le obligan bien a vender, bien a escribir, a moverse en una palabra. ¡No era cosa de broma!

Página 174

En contraposición tenemos a su fiel amigo Shtolz, un alemán dinámico y ambicioso que está siempre en movimiento, interesado por el viaje, los negocios y todo lo que ocurre más allá de las puertas del hogar.

Ambos personajes funcionan como contrapeso, ya que Shtolz pretende ayudar a Oblómov a abandonar su rutina con objeto bien de que le acompañe en sus viajes o bien en comenzar a tomar las riendas de la gestión de la finca.

Toda la vida estaba marcada por una somnolencia tranquila e indolente (…) O no entendía esta vida o no sirve para nada.

Página 243

La novela es por tanto el desarrollo del héroe (o, en este caso, el no desarrollo), ya que le acompañamos desde su juventud hasta que se convierte en un anciano. La trama se centra en la pulsión interna, en los momentos en los que Oblómov decide poner un cambio en su vida, por diversos factores externos que le impulsan a abandonar su cómodo diván.

A pesar de tratarse de una novela costumbrista en la que la acción es bastante limitada, me ha sorprendido lo entretenida que es durante todas sus partes. La clave la pueden tener los diálogos, que son dinámicos e incluyen un punto de humor y crítica, además, las descripciones están medidas, lo cual aligera el texto. La sensación que me he llevado es que ha habido un trabajo de edición grande para tratar de evitar todo lo superfluo.

Cuando no sabes para qué vives, se vive de cualquier modo, día tras día, te alegras de que haya transcurrido el día, de que haya llegado la noche y en sueños te olvidas de esas aburrida pregunta: ¿para qué he vivido este día, para qué voy a vivir mañana?

Página 306

Oblómov es el claro ejemplo de la maestría de los rusos para describir y analizar el mundo que les rodea con apenas dos personajes. Las reflexiones y temáticas que van surgiendo (desde el paso del tiempo hasta el amor o la familia) son claves para reflejar no sólo la evolución de los personajes, sino toda una época.

En resumen, todo un librazo que me ha sorprendido (esperaba una lectura más densa y aburrida, la verdad) y que ha acabado entre lo más destacado de este 2023 y un modo inmejorable de terminar el año lector.

FICHA:

Te gustará si te gustó Padres e hijos, Iván S. Turguénev.
Pros – La contraposición Oblómov – Shtolz.
– Los diálogos.
Contras – Oblómov que me saca de mis casillas.

Namaste.