Autor, Chukóvskaia, Literatura

Sofia Petrovna, una ciudadana ejemplar, Lidia Chukóvskaia

Sofia Petrovna se escribió en secreto en un cuaderno escolar en el invierno de 1939-1940. El texto no se publicó en la URSS hasta 50 años después. Chukóvskaia era considerada disidente, ciudadana de segunda. Su marido fue encarcelado y asesinado por la maquinaria de poder de Stalin durante la Gran Purga, al igual que otro millón y medio de personas (si no más), acusados de sabotaje, espionaje o contrarrevolución.

Teniendo en cuenta una situación como ésta, imaginemos a la autora escribiendo su texto. Pongámonos en su situación desesperada en la que se encontraba.

Sofia-Petrovna

Sofia Petrovna es una ciudadana soviética que trabaja como mecanógrafa. Viuda de un reconocido médico, todas sus esperanzas están puestas en su hijo, un joven idealista que personifica la idea del nuevo ciudadano soviético, estudiante de Ingeniería y ejemplo viviente de la nueva y gloriosa sociedad.

Las cosas cambian radicalmente cuando su hijo es detenido. Comienza a partir de aquí una búsqueda incesante de cualquier dato que le pueda ayudar a conseguir información: conocer su paradero, tratar de ayudarle en su juicio o visitarle en la cárcel.

La novela se divide en dos partes claramente diferenciadas: la primera, en la que la autora nos expone la pacífica vida de Sofia Petrovna, lo contenta que está con su trabajo, el optimismo y su firme fe en el Partido y en la Unión Soviética, y la segunda, donde recorre un arduo camino a la desesperada.

La fractura entre ambas mitades apabullan al lector. De un lado, por la situación de desconsuelo en la que se encuentra la protagonista, con el daño añadido de la burocracia soviética, la desinformación, la espera y la incertidumbre. De otro, por la firme fe de la madre de seguir pensando que es un error puntual, que no puede ser que esté ocurriendo esto, tratando de evitar pensar que es algo generalizado, siempre con la contra argumentación: los demás habrán hecho algo, mi hijo no.

El estilo de Chukóvskaia es austero pero muy directo, no trata de contarlo todo ni de describir de más porque la situación habla por sí sola, de esta forma acompañamos a la mujer en su peregrinaje, consiguiendo que nos pongamos en su situación y también que anticipemos las malas noticias que no llegan.

Saber que esta historia fue real en miles de casos, que refleja la tristeza y desesperación de muchas personas que vivieron lo mismo añade fuerza a su lectura, consiguiendo que contengamos la respiración en las últimas páginas.

Personalmente, este tipo de libros siempre consigue crear un nudo en mi estómago al comprobar cómo el ser humano es capaz de creerse cualquier cosa con tal de mantener la esperanza, cómo se asumen determinadas cosas por sentadas y cómo la fe en algo puede derribar la realidad. Esa sensación me llega al punto de generar rabia, al saber que muchas personas malgastaron su aliento creyendo en un aparato estatal que creían magnánimo cuando estaban arrancándole las entrañas a las personas y cuando les quitaron lo más grande que tiene un ser humano: la libertad.

Leamos a todos aquéllos que reflejaron su situación desesperada en las páginas de un texto con la esperanza de que su vida no quedara en el olvido. Leamos para demostrar que su sufrimiento no fue en balde. Leamos para conocer la verdad. Pequeño homenaje a Chukóvskaia, pero quiero pensar que estaría un poco menos triste al saber que lectores de un país tan lejano como España han llegado a leer, tanto tiempo después, la historia que escribiera en un cuaderno de escuela.

FICHA:

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Pros

  • El equilibrio entre las dos partes de la historia.
  • Cómo con pocas páginas se puede crear un ambiente tan palpable.

Contras

  • Saber que muchas personas estuvieron en la misma situación.

Namaste.