El abrigo de Proust es todo un canto a la literatura, a la pasión de coleccionar objetos relacionados con los grandes autores, al esfuerzo de que no caigan en el olvido.
Foschini nos enmarca en la historia de Jacques Guérin, un empresario de perfumes que tiene como afición la colección de libros y manuscritos. Casualidades de la vida, Guérin sufre una enfermedad y es tratado por Robert Proust, el hermano del insigne escritor. Movido por su imperiosa curiosidad trata de conocer a Robert para acceder a las primeras ediciones de Marcel. De este modo Guérin es infectado por una nueva enfermedad: la del coleccionista, la obsesión de acumular los objetos del novelista francés. Guérin es constante, y tras la muerte de Robert recibe la información de que la familia Proust están procediendo a quemar todas las posesiones de Marcel. A partir de ahí comienza una búsqueda incesante ante cualquiera de los objetos, manuscritos, dibujos o grabados que pudieran pertenecerle, hasta que obtiene una gran colección que hoy en día podemos ver en el Museo Carnavalet.
¿Qué habría sido de la historia sin la constancia de Guérin? Está claro: que todo se habría perdido, que la viuda de Robert habría quemado cada uno de los papelujos, que todos los objetos que hoy en día están expuestos habrían sido abandonados en cualquier sitio: la cama en la que pasó gran parte de su vida, sus útiles y su universal abrigo, que da título al libro.
El abrigo de Proust es una oda al fanático literario, al incansable lector que sabe que todos esos papeles viejos son mucho más que garabatos. Y algo más: es un homenaje a Guérin, al incansable pesado que no hacía más que preguntar, buscar y volver a preguntar sobre el paradero de todas las cosas que pertenecieron a Marcel Proust.
Si algo se le puede criticar a Guérin es su posterior subasta de los manuscritos y primeras ediciones. Como un clásico coleccionista, su misión era obtener el objeto y guardarlo en un cajón. Quisiera pensar que en esos momentos anteriores de su muerte los verdaderos impulsores de la venta fueran su herederos.
En cualquier caso, está claro que Guérin sabía reconocer a los genios, y de ese modo llegó a coleccionar objetos de muchos autores y pintores.
¿No es acaso una paradoja que el nombre de Guérin ni siquiera figure en la página del museo? ¿No tiene la vida la dulce sátira de que el salvador de los objetos no sea reconocido ni mencionado?
Una historia tan ficticia, tan exagerada, tan casual que no podría si no ser cierta. Cómo son las cosas. Una historia que encantará a cualquiera al que le guste la literatura.
FICHA:
Te gustará si te gustó |
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Pros |
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Contras |
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Namaste.
Eso mismo pensé yo: que parecía imposible que la historia fuera cierta. Tiene muy buena pinta el libro.
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Si dices que es una lectura recomendable para los admiradores de 84 Charing Cross Road, no puedo dejar de pensar por qué todavía no lo he leído. Gracias por compartir tu entusiasmo. Seguro que caerá pronto.
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Conozco el museo Carnavalet, en París. Es un lugar único y mi sorpresa fué enorme al encontrar ahi pertenencias de Proust! y ahora esta historia…! es fascinante!
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Me dejas de piedra con lo de la veracidad de la historia. Había visto el libro por ahí, pero sin leer la sinopsis y pensé que era ficción. Ya me atraía entonces, pero ahora mucho más.
¡Besotes!
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Acabo de terminar el libro y me resultó muy entretenido. Es gracioso conocer el viaje y las circunstancias por las que pasa el abrigo de Proust. La única pega es que tratándose de un libro que se lee en una tarde, el precio … Un saludo
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Mike: ¡y lo mejor es que lo es! Te lo recomiendo, se lee de una sentada y es una historia muy interesante.
Offuscatio: la verdad es que he puesto 84 charing cross road porque ambos destilan ese amor por la lectura, entre personas diferentes pero unidas por la literatura. A fin de cuentas eso también pasa en este libro.
Leonora: bienvenida y gracias por tu aportación. Te animo a que lo leas, la verdad es que como dicen, la realidad supera la ficción. Y gracias a Guérin podemos contemplar algunos de los objetos de Proust.
Trescatorce: tiene la ventaja, además, de que se lee en dos tardes, puesto que es muy corto y se hace ameno. Me gustan este tipo de libros, nos acerca un poco más a los grandes autores.
Oe: tienes razón, el precio es demasiado elevado para un libro que no llega ni a las 200 páginas. He observado que esta editorial tiene precios similares independientemente de que tenga 200 páginas o 400… así que compensa más comprar un libro más largo (por unos 2 euros más) que uno tan corto.
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¡Entonces es na histoira real! Gracias a Guerin existe el museo de pertenencias de Proust. Si que es curioso y lo que dices de que no haya mención de Guerin en el museo, resulta de lo más incomorensible. Pero mira, ahora seguro que en la tienda del museo se va a encontrar este libro, al menos así se conocerá más su historia.
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