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Feliz Día del Libro


En la serie de televisión Perdidos, un personaje británico tenía obsesión con Dickens. Había leído varias veces todas sus novelas, excepto una. Ese único título que le quedaba por leer lo dejaba para el momento de su muerte: quería morir leyendo esa novela de Dickens. Así las cosas, en cada situación de riesgo y peligro, terremotos, explosiones o mera desesperación, Hume cogía su ejemplar de Dickens y lo sujetaba con fuerza.

Un libro, y esto lo sabemos los lectores, es mucho más que celulosa con tinta impresa.

Un libro es una tabla de salvación a la que aferrarse en cualquier momento.

Por eso, cuando alguna persona de mi alrededor está pasando por una mala época, les recomiendo que lean. Cuando estás enfadado por algo, lo mejor para calmar la ira es leer un libro.

Cuando alguien te ha decepcionado y quieres dejar de pensar, coge un libro. Métete en la historia, comparte el camino con los personajes imaginarios, entiéndelos, ríete, llora, recorre con ellos el sendero de su vida. Después verás la tuya de otro modo.

Cuando te falte el aire escoge un libro, te proporcionará el oxígeno que te falta.

Cuando quieras entretenerte, pasar el rato, hacer más liviana la espera, lee.

Cuando quisieras desaparecer, hazlo a través de las páginas de un libro.

Cuando estés feliz lee un libro para compartir tu alegría con los destinos fatales de los personajes heridos.

Un libro nunca falla. Siempre está ahí esperando a ser leído, como un perro fiel. Nos pide que lo leamos, que estemos con ellos, que los recomendemos. Pero nunca que los prestemos. Los libros que se prestan no regresan jamás.

Cuando dudes, lee. Cuando llores, lee. Cuando rías, lee.

Leamos ahora, que es cuando más lo necesitamos. Leamos hoy, que es el Día del Libro. Leamos siempre.

Feliz Día del Libro.

Namaste.

6 comentarios en “Feliz Día del Libro”

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