Trainspotting es uno de esos clásicos modernos que todo el mundo conoce, ya sea por la novela en sí como por la afamada versión cinematográfica. Animada por varios comentarios positivos, lo anoté en mi Plan Infinito y hace ya unos cuantos años le llegó su turno. Sin embargo, por motivos relacionados con épocas de exámenes, obligación de devolución del libro a la biblioteca y demás, lo dejé. Eso sí, no olvidé que quería terminarlo de leer.
Ahora, aprovechando un viaje en el que sabía que estaría un tiempo sentada en un avión, decidí volver a él cargándolo en el ebook, y conociendo que se trata de una de esas historias que se pueden leer de corrido.
Welsh introduce cuatro personajes protagonistas: Renton, Sick Boy, Spud y Begbie que configuran el centro de novela llena de drogas y adicción, una historia en la que se exponen de forma salteada cada una de las acciones de los protagonistas, que aunque puedan parecer independientes entre sí, influyen en la vida de de los demás.
Desde el primer capítulo el autor nos plantea la acción, es decir, no existe introducción alguna. Si a esto añadimos que apenas existen descripciones, desde el primer momento nos transportamos en la vida de estos cuatro chicos escoceses, oímos sus diálogos y menciones, como si fuéramos uno más, una persona invisible que escucha cada una de las cosas que dicen. Por este motivo el inicio resulta un poco caótico, parece como si perdiéramos información, esto es, aparecen de golpe muchos nombres y situaciones, que además no se explican de manera directa, por lo que el lector se puede ver un poco perdido. Pasados los dos primeros capítulos, cuando ya podemos decir quién es quién, llega el momento de la acción. Y lo digo porque es una novela en la que no paran de suceder cosas, algunas demasiado escatológicas para mi gusto.
Continué avanzando, hasta llegar a la mitad del libro. Y me encontré a mí misma aburrida por una historia demasiado lineal, simple en el sentido del estilo, muy visual. Compleja tarea la de continuar un libro que aburre, que no motiva, con el que no se ve un fin aparente. Lo que quiero decir es que es una novela tan plana, tan sencilla, que uno puede ver la película y no perderse nada. Si con otras novelas las películas cercenan y cortan, en este caso simplemente muestran lo más destacado, con lo que se ve condensado el libro en apenas hora y media. No me convencía el estilo de Welsh, o quizá su falta de estilo, su poca elaboración, su impostada simpleza. Porque sí, sé que todo lo que hay en la novela está hecho adrede, pero no puedo evitar sentirme defraudada, como si estuviera perdiendo el tiempo con un libro que no merece tal honor.
Tras dudarlo durante un tiempo, decidí abandonarlo y ver la película, y la verdad es que esta versión resulta mucho más amena, más propia de la historia que está contando, da la impresión que uno no se pierde nada al optar por la película, porque es tan psicodélica y tan escatológica como el libro.
FICHA:
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Namaste.