Literatura

Entrevista a Antonio Salas

El periodista infiltrado conocido con el pseudónimo de Antonio Salas
El periodista infiltrado conocido con el pseudónimo de Antonio Salas

Tengo el placer de presentaros la primera entrevista que realizo en el blog.

Desde aquí quiero expresar mi agradecimiento a Antonio Salas, que con mucha amabilidad ha respondido a mis preguntas y además me ha enviado imágenes y vídeos.

A todos los demás, espero que os resulte interesante esta entrevista y que sepáis tratar con benevolencia a la periodista que no soy.

 

– En El Palestino comentas que decidiste infiltrarte a raíz del 11M, pero ¿qué te motivó para iniciar tus primeras infiltraciones?

Siempre he pensado que la mejor forma de conocer un fenómeno social es desde dentro. Conviviendo con tus fuentes dentro de esos colectivos 24 horas al día, hasta comprender (nunca justificar) qué piensan, qué sienten, qué les motiva y porqué hacen lo que hacen. Y la cámara oculta te permite «robar» trozos de tiempo, fragmentos de realidad, tal y como se producen. No solo te permite analizar después conversaciones enteras, con las reacciones, las expresiones, etc, de los personajes, sino que puede ser utilizada como la prueba de un delito. Y en 2001 Telecinco decidió crear un equipo de investigación y nos contrató a 3 periodistas, un poco kamikazes, para hacer reportajes de «alto riesgo». Así nació «Diario de un skin».

 

Casa de Antonio Salas durante su infiltración con los skinheads
Casa de Antonio Salas durante su infiltración con los skinheads

– ¿Cómo ves el mundo periodístico actual? ¿Te parece que es demasiado pasivo?

Excesivamente politizado. Trabajar en un gran medio de comunicación te permite ver hasta qué punto está mediatizado, por eso volví a ser free lance. En mi opinión, y la investigación del terrorismo internacional ha sido para mi una revelación en este sentido, la mayoría de los medios de comunicación se limitan a trasmitir una percepción de la realidad condicionada por sus alianzas políticas o comerciales. Y es indignante, obsceno y casi pornográfico, que temas como el terrorismo se instrumentalicen políticamente a través de los grandes medios de comunicación.

– En tu primera infiltración, formaste parte del movimiento skin head. Ahora has llegado mucho más lejos, al infiltrarte en el movimiento terrorista internacional, ¿la ambición de Antonio Salas no tiene límites?

Por supuesto que no. Un viejo proverbio árabe dice: «Nunca renuncies a lanzar piedras a la luna… nunca la alcanzarás pero terminarás convirtiéndote en un maestro en el uso de la honda». Si echas un vistazo a la sección “Mis emails favoritos”, en www.antoniosalas.org verás cientos, y digo cientos, de mails y cartas de chicos que dejaron el movimiento nazi después de leer “Diario de un skin”, o de chicas que dejaron la prostitución después de leer “El año que trafiqué con mujeres”, o de clientes que dejaron de consumir prostitución tras leer ese mismo libro. En ese sentido soy extremadamente ambicioso, porque creo que realmente la pluma puede más que la espada, y que la información puede cambiar nuestra forma de percibir la realidad. Con eso a mi me basta. Todo lo demás son efectos colaterales.

– ¿Hay algún efecto o reacción que no te esperaras tras la publicación alguno de tus libros y que te haya sorprendido?

Mejor que responderte yo sería que lo comprobases por ti misma. Entre esos miles de mails y cartas hay muchos testimonios de jóvenes que se aficionaron a la lectura, que se replantearon su racismo o su islamofobia, que decidieron estudiar periodismo o hacerse policías… Reacciones que jamás me habría esperado. Cuando tu trabajo sale de imprenta ya no lo controlas, y siempre hay reacciones insospechadas. Como por ejemplo la terrible vanalización que hicieron todos los programas de TV de todas las cadenas, de «El año que trafiqué con mujeres». Aunque aportaba pruebas de que era posible comprar niñas vírgenes en España para ser prostituidas en burdeles europeos, o de las grabaciones de podía comprarse a una chica nigeriana y a su hijo en Murcia por 17.000 dólares, a adolescentes rumanas en Galicia por 8.000 euros, etc, la prensa solo habló del capítulo que dedique a la prostitución de lujo… O la despiadada politización que la derecha y la izquierda ha hecho de mi ultimo libro. Tampoco me esperaba algo así.

– Dentro del mundo de la producción de los ensayos periodísticos, ¿te parece que en general otros libros de otros periodistas realizan un trabajo satisfactorio?

Absolutamente. Yo soy un aprendiz de periodista y un escritor mediocre, que ha tenido suerte con un par de títulos y que simplemente posee una gran capacidad de trabajo. Nada más. Pero durante mi carrera he tenido la oportunidad de conocer a verdaderos periodistas de investigación, como Jhon Lee Anderson, Cerdán y Rubio, etc, y de ellos aprendo cada día.

– ¿Te anima pensar que hay muchos más periodistas que también realizan trabajos tan arriesgados como el tuyo, como por ejemplo Roberto Saviano? ¿Has leído el libro Gomorra? ¿Qué opinión te merece?

Por supuesto. Y me parece admirable. Aunque yo soy mucho más ambicioso y no he querido conformarme con realizar un único libro de investigación. Prefiero renunciar a todo tipo de reconocimiento y protagonismo, aunque a veces la vanidad sea tentadora, y poder seguir haciendo trabajos como periodista infiltrado. En ese sentido soy más ambicioso que Saviano.

– ¿Qué te ha aportado personalmente y qué te ha quitado adoptar tantas personalidades?

No hay nada mas enriquecedor que tener que convivir con personas y colectivos con los que no tienes nada en común, y convertirte en uno de ellos. Es indescriptible lo mucho que aprendes y como se abre tu mente al comprender (que no justificar) las razones, creencias y pensamiento de grupos como los skins, los traficantes o los terroristas. Una de las cosas más maravillosas de este oficio es cuanto aprendes de tantas cosas. Vivir vidas diferentes a la tuya es una escuela de humildad indescriptible. Y te obliga a ser más tolerante incluso con lo que no compartes. Porque todos los seres humanos hacen lo que hacen porque creen que es lo correcto en sus circunstancias.

 

Salas, con un Kalasnikov, en uno de los campos de entrenamiento
Salas, de espaldas, con un fusil Kalasnikov al hombro, en uno de los campos de entrenamiento

– ¿De qué es de lo que más te arrepientes después de todas las infiltraciones?

De mi ingenuidad. He perdido muchísimo tiempo y muchísimo dinero, siguiendo pistas falsas, al creerme las «versiones oficiales» que los medios de comunicación, que se nutren de Google y Wikipedia, repiten una y otra vez al inspirarse unos en otros sin contrastar las informaciones.

– ¿Actualmente te sientes seguro?

No más, ni tampoco menos, que cualquier otro amenazado por el crimen organizado o el terrorismo. Hace menos de un mes firmé mi renovación como testigo protegido de la Fiscalía del Estado. Eso te da derecho a algunas garantías de seguridad, sobretodo para mi familia, pero no te hace sentir seguro.

– ¿Cómo definirías el terrorismo? ¿Crees que existe alguna diferencia entre un terrorista y un revolucionario?

Esa es una muy buena pregunta. Tanto que nadie ha conseguido responderla satisfactoriamente, ya que no existe una definición de terrorismo consensuada internacionalmente. Terrorismo ya no es un sustantivo, sino un calificativo que unos y otros arrojan al adversario incómodo. Obviamente si preguntas a mis hermanos iraquíes o palestinos, te dirán que terroristas son los españoles, norteamericanos o británicos que bombardearon sus casas, violaron a sus mujeres y mataron a sus padres, buscando unas armas de destrucción masiva que jamás existieron. En cuanto a los revolucionarios, solo es una definición más romántica y elegante. Para mi todo el que utiliza la violencia para implantar su ideología ejerce el terrorismo. Y no me importa que lo haga bajo una bandera «legítima» o no.

– ¿Tenías algún plan si llegaba el momento de cometer un delito y querías mantener tu infiltración?

El plan es siempre el mismo… abortar la investigación. No existe ningún reportaje periodístico que justifique que cometas un delito. Y si además aspiras a que tu trabajo tenga una repercusión policial o judicial es evidente que no puedes formar parte del delito que quieres denunciar. Yo no soy un agente encubierto de ningún servicio de información, ni tengo ningún privilegio judicial para realizar mis investigaciones. Soy solo un ciudadano absolutamente normal, con una cámara de video.

 

Los Papeles de Bolivar con la edición árabe de la biografía de Ilich Ramirez
Los Papeles de Bolivar con la edición árabe de la biografía de Ilich Ramirez

– Comentas en El Palestino que debido a tus obligaciones como webmaster, periodista y estudiante de árabe te veías desbordado: ¿nunca te has planteado contar con una especie de compañero/a con quien compartir el trabajo?

Muchas veces he estado tentado a pedir ayuda. Sobretodo en el caso de El Palestino llegó un momento en que solo dormía 3 horas diarias y me sentía al límite de mis fuerzas. Pero implicar a otra persona en una investigación con auténticos psicópatas asesinos en serie lo suficientemente imbéciles como para matar por una ideología o creencia, seria una responsabilidad que no estoy dispuesto a asumir. Además, mi infiltración en los skinhead fue abortada por un alto mando de la policía madrileña que me delató a los nazis, y durante la infiltración en las mafias del tráfico de mujeres decubrí a muchos policías y guardias civiles implicados en el negocio del sexo. Y si no puedes confiar en la policía ¿en quien vas a confiar?

– Una de las cosas que más me ha sorprendido es el momento en el que le das a Ilich Ramírez Sánchez el nombre de Antonio Salas para que te envíe varias cartas, ¿no pensaste que era un riesgo muy alto, que podría descubrirte simplemente consultado Internet?

En absoluto. Ilich Ramírez es un preso de alta seguridad y no tiene acceso a Internet. Además Antonio Salas es un nombre muy frecuente y anodino, casi como Juan Pérez. Y tampoco soy ningún personaje relevante ni conocido, más allá de la expectación puntual que pueden generar algunos de mis trabajos en el momento de publicarse. Cinco minutos después cosas más importantes, como la final de liga, Gran Hermano o el último enfrentamiento entre el gobierno y la oposición, se ocupan de que se diluyan entre los nuevos titulares. Y en Francia, lógicamente, nadie tenía porque conocer nada de mi trabajo. Sufrí un brote de pánico injustificado cuando tuve que darle mi nombre para que pudiese enviarme las cartas al apartado postal, pero es que yo no soy ningún valiente, y me asusto con facilidad.

– Por último, ¿podrías recomendar a los lectores del blog un libro y un autor que te haya gustado?

Miles. Soy un lector compulsivo, y no creo que exista ningún libro que no pueda enseñarte algo. Acabo de terminar la trilogía de Larsson y me ha gustado mucho. Como recomendaría cualquier libro de Saramago o de Unamuno. Si te refieres a ensayos periodísticos, la lista también seria enorme: Cerdan y Rubio, Rueda, Anderson, Rodriguez… En cuanto a terrorismo, por supuesto Reinares, Chomsky, etc. Todo lo que leas te enseña algo… aunque solo sea lo que no debería ser un libro.