Actualidad, Ortografía

Indignación en un museo (II)

El otro día alguien llegó a mi blog poniendo «eliminación de la letra hache».

Enseguida llamé mentalmente a esta persona «ilusa», hasta que acudí a un museo y me encontré esto:

Ausencia de hache
Ausencia de hache en un museo
(Pinchad para ampliar)

Problemón. Igual el que buscaba la nueva norma de la RAE tenía razón y habían eliminado la hache, o bien en el museo llegaron a la simple conclusión de que si «indio» va sin hache, «hindú» tampoco la lleva.

 

Del citado museo salí totalmente cabreada (y no sólo por cuestiones ortográficas). Debe de ser la Ley de Murphy, porque si no, no hay quien se explique que siempre me toque el típico crío toca narices que no hace más que empujar, tocar lo que dice «no tocar» y apoyarse en sitios no dedicados a esa función. Pero es que además ese típico crío tiene siempre una típica madre que no se da por aludida ante las miradas asesinas de cualquier persona en cinco metros a la redonda. (¿Por qué yo? ¿Por qué nunca se dan cuenta de que  los demás no tenemos por qué aguantar los berreos insoportables de sus criaturas? ¿Por qué no les mandan dejar de gritar/tocar/empujar y en general molestar a la gente?) Hasta aquí, mis niveles de cabreo se situaban en cotas superiores a la media pero que, en cualquier caso no la doblaban.

Ilusa de mí, que no sabía que pronto iban a poner la puntilla.Y en este caso, iba a ser la abuela del crío mencionado anteriormente.

La conversación fue, aproximadamente, como sigue:

– Abuela, mira eso, ¿qué es? -el crío se apoyaba, tocaba y empujaba a la vez-.

– Pepito, no empujes a la señora.

 

¿¿SE-ÑO-RA?? ¿Cómo? ¿A mí? ¿Me estaba llamando señora una mujer que pasó los 65 hace bastantes años y cuya definición exacta empezaría por uve y rimaría con pelleja?

Yo hay cosas que no entiendo, pero está claro que un Museo no me va a ayudar mucho.

A la pregunta que sé que estáis pensando, no. Por lo que sea, no dejan pasar un bate de béisbol a un museo.

 

Namaste.