Conocí este libro a través de este artículo de El País. No sabía nada de su autora ni de sus textos, pero la historia de Marina Keegan, una joven universitaria estadounidense con un futuro prometedor que falleció en un accidente de tráfico tras su graduación en la universidad de Yale, me atrajo enseguida.
Sin pensarlo, en la Feria del Libro de Madrid me lo encontré mirándome, así que decidí comprarlo.
Lo contrario de la soledad incluye un conjunto de textos que fueron seleccionados para su publicación conjunta. En su día algunos se publicaron en Yale Daily News (la revista de su universidad, donde colaboraba) y otros son inéditos.
El texto que le da nombre a esta selección figura al inicio, y es seguramente, el que más energía desprende de todos ellos. Se trata de un alegato a la positividad y a la ilusión. En un mundo en el que la competitividad es la regla, donde hay que conseguir el mejor puesto de trabajo en la empresa más prestigiosa, Keegan reivindica la vida universitaria y su pluralidad.
Ponemos el listón a una altura imposible, y lo más seguro es que nunca alcancemos las fantasías perfectas que imaginamos para nuestro futuro. Pero no veo que haya nada malo en eso. (Página 24)
El resto de los relatos se pueden dividir entre ficción y no ficción.
En general, el centro de atención son jóvenes en busca de encontrar un hueco en su vida, con conflictos existenciales y sentimentales, jóvenes ilusionados que se topan con una realidad que amenaza con romperles en pedazos.
Textos llenos de fuerza y optimismo, de ilusión (esa sensación que parece que a día de hoy escasea), la conciencia de conocer lo que uno es capaz de hacer, las ganas y el empeño en que las cosas van a salir bien.
Sin embargo, Lo contrario de la soledad me ha parecido un libro desigual. Si durante la primera mitad me daban ganas de gritar a todo aquél que pasara un momento de desilusión y tristeza que éste era su libro, la segunda mitad me dejó mucho más fría.
Y es que según iba leyendo, lo que me parecía originalidad se convirtió en clichés, en repeticiones menos elaboradas de algo que ya había leído antes, en textos a los que les faltaba trabajo, como si fueran borradores, llenos de ideas manidas y repetidas en medios de comunicación.
Lo contrario de la soledad me ha gustado, demuestra el talento que tenía Keegan, la capacidad de juntar letras y hacerlo bonito, de conectar con el lector y captar su atención. Si vamos con la mente en blanco, sin ideas preconcebidas (no, no es el mejor libro del año, no este libro no cambiará mi vida… etc) disfrutaremos mucho más de lo que nos ofrece este título.
Por contra, si esperamos una novela magna que nos cambie como lectores, fracasaremos en nuestro empeño. Sin embargo, me parece una opción perfecta para épocas en las que tenemos poco tiempo para leer, o cuando necesitamos una dosis extra de motivación.
FICHA:
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Namaste.
Hola! Yo lo acabé hace unos días y me decepcionó un poco. Estoy de acuerdo con que es muy irregular y algunos de los textos dudo que se hubieran publicado así en circunstancias normales. Los primeros relatos me gustaron, pero en general, flojito. Aunque tal vez tenía demasiadas expectativas. Saludos 🙂
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Tenía ganas de leer tu reseña desde que dijiste que lo habías comprado! Yo lo leí hace un par de meses, también a raíz de el artículo en El País! 🙂
Me pasó lo mismo, me parecieron mucho más interesante (algunos de) los primeros cuentos de ficción (sobretodo «Cold Pastoral», «Baggage Claim» y «Sclerotherapy») que los de después. Aunque me pareció genial el texto sobre todos sus amigos yendo a trabajar a empresas de consultoría!
Imagino que en muchos casos ella no los habría publicado tal cuál, y muchos supongo que eran simples ejercicios de escritura. Teniendo en cuenta eso a mí me gustó bastante! Es una pena que no vayamos a ver sí hubiese llegado lejos o no!
Saludos!!
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Cris Q: coincidimos bastante, esperábamos más. Si vas sin pretensiones seguro que lo disfrutas mejor. Quizá se han pasado dándole tanto bombo.
Montse: nada, que los de El País lo han conseguido. Dos de muchos otros que compraron el libro por el artículo. Es cierto que los del final son artículos que bien podrían resultar borradores, a los que quizá les quedaba trabajo pendiente que nunca llegó. Nunca sabremos cómo habría sido Keegan más adelante, pero sí que creo que el libro ha llegado a nuestros oídos por su muerte…
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