Hoy cambio radicalmente de tema, y es por una buena razón: porque me da una pena encontrarme con artículos de este estilo…
¿Por qué? Porque parece que a los que han tenido mala suerte en vida les persigue también la mala suerte en la muerte.
Os haré un breve resumen de su vida. Amedeo Modigliani nace en Livorno, Italia, en 1884. Se cría en el seno de una familia pobre, en la que el padre era un prestamista judío que no supo negociar bien, y la madre una francesa apasionada por el arte. Además, Amedeo estuvo marcado desde muy joven por la enfermedad. De hecho, en un ataque de fiebre a los 14 años, fue cuando se le “reveló” que iba a ser artista.
Al contrario que les sucedió a otros artistas de otras familias, (a las que el hecho de que el hijo se convirtiera era visto con rechazo), la madre le apoyó en todo momento. Enseguida Amedeo comenzó a tomar clases de pintura . En esta época, se dedicó, en su mayoría, a estudiar la historia del arte italiana.

En 1906, Modigliani se traslada a París, la capital de la pintura vanguardista europea. Allí se congregaban pintores, que aunque entonces eran desconocidos: Matisse, Derrain, Picasso y Juan Gris, (entre otros) iban a ser muy famosos después.
Amedeo se muda al barrio de Montmartre, donde comienza a fraguarse su fama de pintor bohemio: la vida dedicada a la belleza, el abuso de drogas y la fama de mujeriego.
Sin embargo, en cuanto a su arte, pasó más bien desapercibido. En un momento en el que Picasso acababa de crear el cubismo, la atención estaba centrada en otra parte, aunque si bien hay que admitir que Modigliani consiguió un mecenas que le sufragaba los gastos.
En 1909 cambia la pintura por la escultura. La realizaba en piedra; la leyenda dice que obtenía la piedra de las obras de la ampliación del metro. Sea o no cierto, Modigliani se dedicó a un tipo de escultura en el que abundan las cariátides estilizadas (cuellos largos, narices agudas, ojos representados como contornos…) que recuerdan a las esculturas africanas.
Las cosas cambiaron con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Modigliani no tuvo que combatir, por razones de salud, y este hecho le convirtió en una persona solitaria. Ya entonces se dedicó a los retratos, que suponen la mayoría de la obra: personas amigas, y como no, las amantes. Lo más característico de sus cuadros es que Modigliani consigue plasmar el carácter del personaje.
Desde 1916 se dedica por entero a los desnudos. En 1917 se organiza la primera exposición individual del artista, y la única mientras vivió. Quiso la mala suerte que el local donde estaban colgados todos los desnudos se situara enfrente de una comisaría de policía. Los visitantes eran muchos, precisamente por tratarse de desnudos… y el comisario, alegando que el vello púbico de los cuadros iba en contra de la moral pública, mandó cerrar la exposición.
En 1918, Modigliani abandona París como consecuencia del avance de las tropas alemanas hacia la capital francesa. Sus pasos lo llevaron hasta la Costa Azul, donde pintó retratos de campesinos, marineros y tenderos y donde comenzó con los paisajes.
Por aquél entonces, Modigliani convivía con Jeanne Hébuterne, la persona a la que más veces pintó y la madre de su hija.
Finalmente, en 1920, Modigliani muere a consecuencia de la tuberculosis. Jeanne Hébuterne se suicidó al día siguiente, embarazada de nueve meses, arrojándose de un quinto piso.
Al menos el arte nunca muere.
Namaste.
P.S. Por cierto, le han hecho una entrevista al presidente de la S.G.A.E. que no tiene desperdicio… si tenéis curiosidad, pinchad aquí.