Virginia Woolf era una de mis eternas pendientes desde hace mucho tiempo. Aunque tengo varios libros de ella en mis estantes hasta que no me hice con esta edición de Austral no pensé de verdad en leerla.

Una habitación propia aúna varias charlas que impartió Woolf en la universidad, donde reflexiona sobre los aspectos esenciales del carácter para necesario de la personalidad para crear una obra literaria y el papel de la mujer en la creación literaria.
Compara y analiza el carácter y la situación de los poetas con las de sus compañeras mujeres y opone la situación de los primeros (de clase alta en su mayoría, con comodidades y capacidad de hacer lo que quisieran en cada momento), con la situación de las mujeres, que no sólo no disponían de dinero ni de tiempo para dedicar a aquello que quisieran, sino que ni siquiera podrían utilizar una mesa donde poder sentarse a escribir.
Así, Woolf compara al poeta varón, para el que el genio creador siempre era bien visto desde fuera: aportaba un status y era realmente una posibilidad factible de generar rentabilidad asociada. Mientras que para las mujeres escribir pasaba siempre por hacerlo bajo pseudónimos, ocultándose siempre del foco de la sociedad que además las obligaba a dedicarse a otras tareas consideradas como aceptables, como coser y encargarse de la familia.
Llego tarde a Woolf, lo sé. Me queda mucho por leer y conocer, pero creo que Una habitación propia es un buen libro con el que empezar a leer la analítica Virginia, de la que espero mucho en su vertiente novelística.
Toca seguir leyendo.
|
Te gustará si te gustó |
|
|
Pros |
|
|
Contras |
|
Namaste.
