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¡Hoy es miércoles!

Hay días en los que te levantas pensando que hoy será un gran día. Aunque no sepas bien por qué, vas predispuesto a que todo salga bien. Quizá tenga que ver con algo que has soñado, quizá con algo que has pensado o con un mensaje que has leído (no, esto último seguro que no :p)

Hay días en los que dices “hoy es miércoles”, y no necesitas más. Será un buen día porque es miércoles. Esos días puedes soportar que tu compañera de al lado te cuente algo que no te interesa mientras pones una sonrisa que hoy sí que te sale convincente. Y da igual que esa persona sea una estúpida, que pienses que has tenido mucha mala suerte con tener que aguantarla. Simplemente desconectas de lo que dice y le sonríes.

Esos días te da lo mismo que te empujen en el metro, que te pisen al salir, que no hagan caso de lo de “dejar salir antes de entrar”, que les dé por hablar muy alto o que ni siquiera tengan los auriculares del MP3 puestos. Es miércoles.

Los miércoles no piensas en lo mucho que tienes que hacer, en que no te va a dar tiempo, en el miedo y el estrés de los exámenes. Hoy no.

Ni siquiera te acuerdas de que ayer fue martes y mañana será jueves y que te volverán las ganas de comprarte un bate de béisbol para atizarle a la compañera a la que hoy sonríes. Y te acuerdas de cómo ayer, en medio del juicio al que te tocaba asistir, pensabas si un bate de béisbol de metal o de madera haría más daño. Y te imaginabas con el bate en la mano dándole en la cabeza al abogado de los demandantes que no hacía más que hablar y hablar, mientras el Juez se sujetaba los párpados y la secretaria judicial le miraba mal. Eso ya lo decidirás el próximo martes.

Como hoy es miércoles, la comida no parece tan mala, y el tiempo no es tan frío (por mucho que tengas que pelear con el viento para que no se lleve tu bolso). Incluso te parece que hay más sol y que hace menos frío a pesar de que vayas tiritando por ahí.

Total, hoy es miércoles.

Namaste.